Hair Health
Revista Polo Mode diciembre 2010
Periodista Levy Federico
Algo muy habitual y comentado al observar el pelaje de nuestros
admirados caballos, es el pensar: ¿por que nuestro pelo no puede tener
el brillo que posee tan virtuoso animal?
Para responder al respecto, debo primero presentarme; me llamo Miguel Cisterna, tricólogo (especialista en el estudio y tratamiento del cabello humano) diplomado en Barcelona.
Una de mis preferencias casi pasión, por la que me invitan a escribirles hoy, es el admirar la belleza del polo.
Nuestro pelo como el del caballo, es una proteína estructural que
presenta en similitud y por observación, partes llamadas raíz, tallo,
médula, corteza ó cortex y cutícula, tal como en los vegetales.
Ahora bien, el pelo animal se diferencia del pelo humano
(morfológicamente) en que en este último las cutículas o cubierta
externa del pelo son suaves, algo saliente e imbrincadas (dispuesta como
tejas de un techo). En cambio en el animal son gruesas y poco
imbrincadas.
Esto explicaría en parte la diferencia estructural entre ambos pelos,
pero existe otra causa igual de importante que se dá por el cuidado que
damos sobre cada uno de ellos.
¿Han oído que se lave al caballo con shampoo y crema de enjuague?
Ó quien de los que lee estas breves líneas ¿se lava el cabello solamente con jabón?
El veterinario, muchas veces con ayuda del petisero controlan parte por
parte la piel, y el pelaje. Lavan mojando controladamente, emulsionan
grasas haciendo espuma con el jabón, secan a temperatura ambiente,
luego cepillan en la dirección correcta (hacia las puntas) y finalmente
lustran con franela (en lo mejor de los casos). El brillo del animal
es espectacular (salvo y en algunos casos que exista deficiencia
alimentaria).
Ahora nosotros buscando exaltar la belleza capilar, abusamos de todo
tipo de shampoos, los cuales al igual que las cremas de enjuague son
formulados con detergentes (surfactantes o tensioactivos), sobre
deshidratamos la fibra con exceso de temperaturas altas, practicando en
forma continua brushing y alisados.
Nos es difícil, en la competitiva y frenética sociedad actual,
restablecer patrones de higiene y cuidado que sean un poco más
naturales.
Pero, ¿quién no recuerda a esas bellas mujeres que acompañan tan bellas
imágenes de nuestra memoria, peinando sus hermosas cabelleras con
frondosos cepillos de cerda natural, dando el tiempo necesario al
desenredo y lustre?
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